1 de diciembre de 2008

Tazas

Se cayeron las tazas y los colores del suelo emanaron alguna especie de efluvio inmaterial con sabor a pérdida. Perdí la fe y ella se va. He vuelto a caer como cae una taza de café, negro y cargado, sin azúcar por favor. Ahora yo soy los pedazos quemados que buscan volver, algún día, a ser como el agua que se separa y se une con delicada indiferencia.

1 comentario:

Ian Karuna dijo...

Yo por eso no tomo café, jeje. Me da gusto que hayas vuelto a escribir.