5 de junio de 2008

Provocar a la vida

Provocar a la vida para que te conteste y olvidar la pregunta cuando responde. Nada puede añadirse, ¿Cuál fue la interrogante?, ¿cuándo te pedí lo que me diste?, ¿cuándo me diste lo que te pedí? Abrir los ojos, saltar, consumir el tiempo con la mirada; sí, mirarlo correr y desnudarlo: el tiempo sin determinaciones, mirarlo sin lo que arrastra como mirar el río sin agua.


Escapar a la destrucción: Todo es realmente nada porque todo es temporal; pero el tiempo no se va porque el tiempo no es nada. Pero yo estoy aquí, abrazándola fuerte, muy fuerte, afixiándola; sintiéndola respirar, escuchando cómo ahoga su queja para no molestarme; y yo lo hago más fuerte, más, más, más. Y no suelto la esperanza -que conozco bana- de arrstrarla hasta dentro de mí, de sentir su sentir, de sufrir su sufrir, de llorar su llorar, y de saber cómo se ama y se tolera algo tan futil. Ella tan divina, reprimiendo su sentir para que yo, que todos los días soy y causo miseria no me incomode, para que no la suelte. ¡¡No puede ser posible!! No puede ser posible que me ame, yo no puedo tolerarlo. Yo soy por ella y para ella, y, si ella es para mí, yo soy para nada.


Y ahora son las hojas de ese árbol, pero ella ya no está, ya no es. Se parece, pero no es. Y cuando me saluda me miente, y cuando me saluda se burla mí. Y cuando me pregunta y quiere saber de mí no quiere saber nada, y cuando le contesto la insulto: ¡Muérete! Desaparece: no existas más, no existas antes, no existas nunca. Bien, no existir ahora es no existir nunca, es convertirsen en fantasía, en invención. Es mi invento; nunca pasó. Hace treinta segundos que acabo de imaginarla, no ha habido nadie que me ame, no habido nadie con quien quiera fusionarme, nunca he odiado... ni siquiera tengo brazos.


¿Y qué me das cuando te pido algo? Siempre me lo das cuando no lo quiero, o dejo de quererlo cuando me lo das | no importa. Lo que pido es la querencia, quiero querer, es todo. Te pido poder volver a desear, poder volver a ser capaz de entregarlo todo, poder sentir que hay algo por lo que valgo. ¿Y qué si el valor me viene de fuera? ¿Hay quién encuentre en sí mismo tanto? No, nadie. En eso sí coinciden todos, todos, todos.


Te provoco, vida, porque eres todo lo que tengo. Odiar, odiar es lo que quiero; saber que mi odio es correspondido, soy digno de que me odien ¡Soy digno! Eso sí lo merezco, eso sí lo quiero...

2 comentarios:

David Arsallo dijo...

eexcelente texto..--- me recuerda a 5artre y a CamuS y por último a mí mismo¨{{{{ heideger también está ahí.. ¿¿ese essel que decían que estaba incompleto?? a mí me parece acabado.+

Ian Karuna dijo...

Jardín maquillado de nieblas. Ha transitado por él la provocada en cuestión...